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La selección española dio su última lección de juego del año en Villarreal con la brillante victoria sobre Chile. Un gusto por el juego de toque y el espectáculo que le ha hecho llegar a lo más alto del fútbol europeo. La Eurocopa fue el punto culminante de una selección a la que no se le puede poner un techo y que tiene puestas ya sus miras en el Mundial de Sudáfrica 2010.

2008 ha sido un año mágico para España. La selección no sólo ha conseguido alzarse después de 44 años (24 sin llegar a una final) con un nuevo título continental, sino que lo ha hecho con un juego de toque, práctico y vistoso. Los de Luis, ahora de Del Bosque, practicaron un juego brillante que dejó boquiabierto a toda Europa, además con algunos partidos soberbios como la semifinal ante Rusia, que probablemente sea el mejor partido de la historia de La Roja. Fernando Torres emuló a Marcelino para que ya nuestra memoria cambie el cabezazo en blanco y negro al color de la zancada y la excelente definición del madrileño. Ya nadie olvidará qué estaba haciendo aquel 29 de junio cuando Iker Casillas alzó al cielo del Ernst Happel de Viena la Eurocopa de Austria y Suiza 2008.

Hay un nombre que sobresale por encima del resto de integrantes del combinado nacional: Luis Aragonés. El ya ex seleccionador ha tenido que aguantar carros y carretas, debates, injurias y ataques que le han llegado por todos los lados, incluso desde la propia Federación. El Sabio de Hortaleza ha escrito su nombre con letras de oro en el ya extenso libro de La Roja. Pero su gran triunfo no sólo ha sido la conquista de la Eurocopa, sino que ha sido capaz de darle a la selección una filosofía de juego. La de los bajitos, la del tiki-taka... En definitiva, la del buen fútbol y el gusto por el balón.


Pero Luis ya no está, ahora es el turno de Vicente Del Bosque, que ha tomado una peligrosa herencia: es muy difícil mejorar aún más a España, pero es muy fácil hacerla empeorar. A pesar de ello, el salmantino ha comenzado como un tiro su etapa de seleccionador, manteniendo el espectacular récord del combinado nacional, que suma ya 28 partidos consecutivos sin perder, y muy encarrilada la clasificación para el Mundial de Sudáfrica. Además, este mismo verano podremos volver a disfrutar de La Roja en la Copa Confederaciones, donde ha tenido bastante suerte en el sorteo del grupo donde ha quedado emparejado junto al anfitrión Sudáfrica, Nueva Zelanda e Irak.

Sin duda, el Mundial es el gran objetivo de la nueva etapa de España, que ha dejado ya de lado el victimismo y los tópicos de años pasados para formar un bloque brillante y sólido capaz de conseguir cualquier cosa que se proponga... ¿y por qué no el Mundial?

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